La carboxiterapia es un tratamiento no invasivo, que utiliza el dióxido de carbono administrado en forma de microinfiltraciones para múltiples indicaciones terapéuticas (ojeras, estrías, celulitis…). El dióxido de carbono es un gas producido por todas las células corporales, siendo transportado por los vasos sanguíneos para su expulsión a través de la espiración pulmonar. Cuando realizamos la carboxiterapia introducimos el dióxido de carbono en las capas más superficiales de la piel, estimulando la vasodilatación capilar y favoreciendo por un lado la oxigenación de la zona y por otro el drenaje de toxinas.
El procedimiento se realiza en consulta por el médico, siendo prácticamente indoloro. Las sesiones deben separarse al menos 2 – 4 semanas, y se necesitan de forma habitual entre 4 y 6 sesiones. Tras la sesión, la recuperación es inmediata y se puede volver a la actividad laboral sin ningún problema. Generalmente se recomienda un tratamiento tópico domiciliario para complementar la terapia y evitar irritaciones o edemas. Cuando se realiza para el manejo de las ojeras, debe tenerse en cuenta que puede producirse una leve hinchazón parpebral en las primeras horas después de realizar el procedimiento.