La mesoterapia es un procedimiento no quirúrgico, mínimamente invasivo, que consiste en la inyección repetida, intradérmica o subcutánea, de diversas sustancias (extractos de plantas, agentes homeopáticos, farmacológicos, vitaminas u otras sustancias bioactivas como el ácido hialurónico). Se trata de un procedimiento ampliamente utilizado para tratar dolencias de tipo crónico, pero muy pronto se extendió su uso con efectividad en el campo de la medicina estética, tanto en tratamientos faciales como corporales.
Las agujas empleadas son de aproximadamente 4 mm de longitud, que no suelen ser dolorosas debido a su reducido tamaño. Las microinyecciones suelen realizarse mediante pistolas automáticas que estandarizan y facilitan la liberación de los principios activos a una profundidad homogénea. Con esta técnica los activos actúan directamente sobre el área afectada y con dosis menores de las que se necesitarían si se aplicara por otra vía. Asimismo puede utilizarse una asociación de productos que se potencian entre sí, optimizando los resultados. La mesoterapia puede aplicarse en todas las zonas corporales: piernas, glúteos, muslos, abdomen, pecho, brazos, cara y cuero cabelludo.
En función de los principios activos utilizados, puede emplearse para el tratamiento de la celulitis, estrías, acné cicatricial, alopecia y para diferentes aspectos del de fotoenvejecimiento (terapias tensoras, iluminadoras, hidratantes intensivas…). Los pacientes pueden experimentar sensibilidad leve, escozor o picor, además de eritema, equimosis y/o edema leves. Después del tratamiento, los pacientes también deberían utilizar pantalla solar y evitar la exposición al sol en el sitio inyectado en los 3 días posteriores al tratamiento.
Lo habitual es realizar las sesiones cada 2 – 4 semanas, aunque tanto la duración del tratamiento como la frecuencia son individualizadas en cada paciente en según la patología.